Fujiyoshida (Monte Fuji)
Viajar a Kawaguchiko o a ver el Monte Fuji “de cerca” era para nosotros indispensable. Si bien no en todos los planes de viaje a Japón figura quedarse a dormir allí, habíamos visto recomendaciones y sonaba sumamente interesante.
Debido al clima, nuestros dos días en el lago Kawaguchiko sufrieron múltiples mutilaciones. Muchas cosas relacionadas con vistas al Monte Fuji y paisajes tuvimos que suprimirlas. Había tanta neblina que era muy poco lo que podías ver.
Para ir desde donde estábamos (Minato-ku, Tokio) lo más cómodo fue tomar desde Shinjuku el JR Chuo Line hasta Otsuki (viaje incluído en el Japan Rail Pass). Y desde allí tomar el Fujikyu hasta la estación Fujisan. Teníamos prevista una parada anterior en Shimoyoshida para ver la Pagoda de Chureito y el Monte Fuji detrás de ella, pero abortamos por la llovizna y la niebla.
El Fujikyu es un tren tierno y casi mono-temático acerca del Monte Fuji y todo se relaciona con él.
El tren es increíblemente espacioso y tiene desarrollado una suerte de personaje con el Monte Fuji que usan incluso para las marcas en los andenes.
Fujisan es dos estaciones antes de Kawaguchiko. A pesar del tiempo, para nosotros era una parada no negociable, queríamos visitar el Santuario Kitaguchi Hongu. Fujiyoshida es una pequeña ciudad al norte del Monte Fuji que servía como campo base para escalar el mismo.
Desde la Estación al Santuario hay aproximadamente unas 17 a 20 cuadras que vale la pena hacerlas a pie. A lo largo del trayecto hay pequeños santuarios muy bonitos que se usan como una suerte de peregrinación hasta el Kitaguchi Hongu.
Entre los verdes, los santuarios, la paz, la señalización y las mejores tapas de alcantarilla de todo Japón, esta pequeña ciudad es una visita obligada.
El santuario (Fujiyoshida Sengen Shrine en su versión menos formal) está emplazado en un denso bosque atravesado por la ruta que sube al Monte. Se ingresa por un largo camino de linternas y cedros.
Alrededor del edificio principal hay una mini reserva de ciervos (y cuervos jaja), pequeños edifcios y fuentes.
Sinceramente hay tanto detalle y tanto rincón imperdible en los terrenos de este santuario que nos resulta muy difícil elegir qué fotos poner para reducir el tamaño del posteo. Tampoco que se pierdan de nada, así que a scrollear se ha dicho!
El santuario propiamente dicho:
Ya habiendo salido por la parte de atrás del santuario, un simpático perrito Akita y un Maneki-neko gigante (unos 5 metros fácil).
Ya se había hecho la hora del almuerzo y encontramos un lugar adentro del bosque tan lindo que se merece su post particular (Blue Blanc).
Volvimos al Fujikyu para hacer las dos estaciones que nos faltaban hasta Kawaguchiko.