Fushimi Inari – Kioto Central I
Kioto, antiguamente la capital del Japón y residencia del emperador hasta 1868, fue sacada de la lista para la bomba atómica y los bombardeos aéreos de la Segunda Guerra Mundial a causa de su inmenso valor histórico. Tiene incontables templos, santuarios y estructuras históricas invaluables.
Al caminar por la ciudad, más allá de que muchas cosas ya son modernas, es inevitable respirar ese aire milenario, tal vez sea la estructura de calles y veredas mucho más angostas que una ciudad moderna, o tal vez sea la gran cantidad de monumentos históricos regados por doquier.
Hay algo en el aire de Kioto que la hace sentir sumamente diferente a ciudades como Osaka y Tokio. No sabemos bien que es pero es así. Se siente distinta, se ve distinta, para bien y para mal.
Como donde estábamos hospedados estaba a unas 15 o 20 cuadras de nuestro primer destino del día, decidimos ir caminando, a pesar del día sumamente gris.
Y llegamos al que para nosotros fue uno de los lugares más mágicos de Japón.
El santuario Fushimi Inari en el sur de la ciudad de Kioto, es famoso por sus miles de puertas torii anaranjadas formando caminos que llevan a bosques en la sagrada montaña de Inari.
Es el más importante de miles de santuarios dedicados a Inari, el dios shinto del arroz. Se cree que los zorros son los mensajeros de Inari, por lo cual los terrenos del santuario están repletos de ellos. Sus orígenes datan de antes de que Kioto se haga capital de Japón en el 794.
En la entrada se erige la puerta Romon, detrás de ella está el edificio principal del santuario y varios edificios auxiliares. El lugar es inmenso e incluye una edificación especial para rituales que es como una gran pérgola o un escenario techado, abierto en los 4 lados.
Una cosa llamativa es el excesivo orden que tienen, hasta las piedritas del piso alrededor de los edificios del santuario. Pero, si se mira con un poco más de detalle ¡se descubre la trampa!
Como todos los santuarios, tiene un sector dedicado a los deseos. Uno puede comprar un pequeño torii de madera, escribir su deseo y dejarlo allí. Al terminar este área es como que termina la parte principal y comienza la magia del Fushimi Inari.
La entrada al camino de los miles de torii comienza, tras unos metros, con dos caminos paralelos. Todos los torii son donaciones de individuos o compañías y el nombre del donante y la fecha están inscriptos en la parte de atrás de cada puerta. Mientras más abajo el torii y mayor tamaño, más caro es lo que se paga. A pesar de esto, es la parte más densamente poblada de puertas.
El camino al tope de la montaña y de regreso lleva alrededor de 2 a 3 horas. De todas maneras, nosotros tardamos más… es demasiado lindo para pasear como para apurarse. A lo largo de la subida vas teniendo diferentes “estaciones” donde hacer ofrendas, pedir deseos, rezar…
Después de una caminata llegás al primer estanque en donde podés encontrar muchos patos, un lugar para comer algo y otro lugar donde podés tramitar tu propio torii. Aparentemente lo mínimo que necesitás para poder tener tu propia puerta naranja en el Fushimi Inari son 1750 dólares…
La cantidad de lugares para rezar y la cantidad de puertas por las que pasás hacen que este lugar resulte casi como un laberinto del que, aunque no lo creas, no querés salir nunca.
En la parte más alta de la montaña hay un antiguo santuario repleto de estatuas por todas partes de zorros y perros de fo entre medio de toda la vegetación.
Los detalles son hermosos y ameritan gran cantidad de fotos, para variar… También hay muy lindas y amplias vistas desde arriba y más lugares para comer.
Así termina este bello, misterioso y pacífico recorrido. Hasta la estación tiene zorritos y detalles naranjas. Nota aparte: los niños japoneses son lo más lindo del mundo. Son muy atentos y simpáticos y te saludan en inglés, una y otra vez: harou, harou…
Salimos del Fushimi Inari y nos tomamos un tren con unos peculiares asientos con estampado de íconos para discapacitados… interesante modo de mostrar que esos asientos son para ceder. Así nos fuimos rumbo al famoso Mercado Nishiki. Antes nos cruzamos con un par de lindas construcciones, el río de Kioto y una grulla muy simpática. Sí, una grulla, como las hechas en origami.
En Japón, a las casetas y oficinas de policía se les llama Koban. Pese de lo que vimos en Internet (cobani viene de abanico al revés), nos resulta mucho más atractiva la teoría de que cobani sea una castellanización de la caseta de policía japonesa. Como pueden ver en la foto, el cartel de la comisaría de esta zona es tierno y chistoso. Un policía a caballo llevando un niño… sin palabras. A diferencia de la Argentina, siempre tratan de acentuar en sus carteles el rol de ayuda al prójimo con iconografías simpáticas e incluso mascotas, mucho más que la cuestión de ley y orden tan occidental.
En el camino logramos sacarle una foto a una maiko (aprendiz de geisha) que paseaba por ahí y vimos un local de venta de ropa tradicional y zapatos japoneses. No son los kimonos caros de las geishas, pero son tradicionales y más accesibles. Como ropa de diario de geisha. Se puede conseguir una ropa desde unos 50 dolares y un par de zapatos desde 10 dólares.
El mercado Nishiki es un área de unas 5 cuadras de locales, localcitos y restaurantes. Calle hecha peatonal y techada, vende todo relacionado con comida y es adonde ir para encontrar todo tipo de especialidades.
Lastimosamente, muertos de hambre, decidimos comprar varias piezas de algo que supusimos era diferente a lo que fue. Preguntamos de que eran unas bolas fritas que vimos, la vendedora nos dijo papa, queso, camarón, etc. En realidad eran unos bollos de pasta de pescado rellenos de diferentes cosas y fritos, famosos en Japón y llamados kamaboko. La verdad es que no entendimos que eran de pasta de pescado, estaban fríos (fritura fría = patada al hígado) y bastante feos… bastante muy… terminaron en el tacho de basura pese al hambre voraz no saciado. El kamaboko es una pasta de pescado blanco procesado y en este caso viene relleno, frito y en palito. Es muy común en Kioto. A mucha gente le encanta y nosotros no entendemos por que. ;(