Más Kioto Este II
Tras pasar por el Templo Eikando, emprendimos nuestro camino hacia el Ginkakuji con un hermoso paseo todo a lo largo del Camino del Filósofo.
Este camino se llama así en honor del más famoso filósofo de Japón, Nishida Kitaro, quien lo utilizaba para llegar a la Universidad de Kioto cada día. Tiene unos 2 kilómetros de largo, consiste en un canal de agua rodeado de árboles y debido a la gran cantidad de Cerezos que tiene, se vuelve un destino obligado en Kioto en Abril (primavera).
En otoño, cuando fuimos nosotros, también es muy pintoresco. Se pueden encontrar a lo largo del camino varios bares, restaurantes, templos y santuarios.
Ni bien comenzamos nuestro paseo nos topamos con un simpático carrito donde había dos gatitos bebés y cerca del carrito una mujer sentada haciéndole mimos a algunos otros gatos del lugar. No sabemos si estaban allí para regalar o qué pero eran tiernos.
La caminata por este lugar es sumamente pacífica y agradable. Hay hermosas vistas todo a lo largo tanto de la ciudad como del espíritu de este pasaje. Nos cruzamos con algunas escenas como la de este pintor que eligió este lugar para realizar sus acuarelas.
Terminamos el Camino del Filósofo con un hambre voraz así que previo seguir al Gingakuji aprovechamos para almorzar. Justo al terminar el camino encontramos un lugar llamado HANA Ginkaku Café. Comimos dos riquísimos sandwiches, uno de salmón con queso y cebolla y otro con huevos revueltos, panceta y jarabe de maple. Nos quedamos con las ganas de probar un “Potatornado”, básicamente un brochette de papa frita jeje
A lo largo de la estrecha calle que conduce al Ginkakuji hay numerosos puestos de comida a la calle, souvenirs y demás.
El Templo Ginkakuji (Pabellón de Plata) fue contruído por el shogun Ashikaga Yoshimasa como villa de retiro a imagen de la villa de retiro de su abuelo, el Kinkakuji (Pabellón Dorado). Más allá de su nombre y a diferencia del Pabellón Dorado, nunca fue bañado en plata. Se dice que su sobrenombre viene del hecho de que en la antigüedad estaba bañado en laca negra y la luz de la luna reflejada en la laca daba una sensación de plata.
El shogun obsescionado con el arte, desarrolló y refinó artes que impactaron en todo el país como la ceremonia de té, arreglos florales, teatro noh, poesía, diseño de jardín y arquitectura.
Hoy, el Ginkakuji consiste en el Pabellón de Plata, varios edificios, un hermoso jardín de musgo y un jardín único de arena. Todo se disfruta en una ruta circular a través de los terrenos.
Junto al edifcio principal se encuentra un extenso y meticulosamente bien mantenido jardín seco de arena, conocido como “El mar de la arena de plata”. Este jardín posee un enorme cono de arena llamado “Plataforma de avistamiento de la luna”.
Continuando con la ruta se puede ver el Hondo (hall principal) con su estanque y pequeño jardín de arena propio.
Siguiendo el camino se pasa por un puentecito con un estanque de los deseos y cascadita.
Allí se comienza a recorrer el inmenso jardín de musgo. Hermoso, pacífico y casi de cuentos. Hay demasiadas fotos que valen la pena y poco más que decir asi es que los dejamos disfrutar 😉
Al final de todo hay otro edificio y un local de souvenirs como en todos los templos para comprar algunos recuerdos o comida rica en paquete, ejemplo: maní con wasabi.
Saliendo de ahí tomamos el colectivo rumbo a la estación para volver. Nos topamos con un restorán de pulpo que tenía un pulpo gigante en la puerta que movía sus tentáculos hecho de caño corrugado (…) y una muy linda entrada a una biblioteca. Las paradas de bus, como en todo Japón, tienen un cartel con los horarios de cada colectivo y se respetan con rigurosidad así estén a final de su recorrido.
De regreso en la Estación de Kioto decidimos comer allí. Después de recorrer un poco encontramos en el piso 11 del Isetan (shopping del lado oeste) un restorán español que nos tentó con vista a las grandes escaleras. El lugar resultó delicioso. Comimos de todo tipo tapas, entre ellos tortilla, pollo frito, langostinos en tempura, salchicha con puré y hongos con panceta.
Muy recomendable.