Hiroshima

Para llegar desde la Estación de Kioto, nos tomamos un JR Shinkansen Hikari. Tardamos cerca de una hora. Hay trenes con mayor frecuencia haciendo traspaso en Shin-Osaka.

Hiroshima es una de las ciudades más lindas y nostálgicas de Japón. Es imposible sacarse la idea de la bomba nuclear de la cabeza. Es muy amplia, con varios canales, mucho verde y tranquila. Para nosotros, la sensación que teníamos al pasear era casi sureal. Sus amplias calles y construcciones nuevas en contraste con la imagen o idea que uno tiene de Hiroshima después de la bomba.

Decidimos tomarnos el día de manera tranquila y conocer la ciudad a pie. Así que de la estación nos fuimos caminando al Jardín Shukkeien. Es un típico jardín japonés, muy amplio, con un gran estanque central, puentes, mucho mucho verde, mucho y varios lugares de descanso.

Una cosa llamativa de este jardín es la gran abundancia de fauna. Hay grullas, tortugas, cangrejos, peces koi… una gran variedad y eso le da un toque muy distintivo.

Les dejamos algunas fotos más, dicen más de lo que podemos decir con palabras. Hermoso.

De ahí caminamos al parque donde se encuentra el Castillo de Hiroshima. De camino nos cruzamos un simpático tranvía. El parque tiene la peculiaridad de que está completamente rodeado de un foso de agua. En la mayoría de los casos es solo el castillo el que se encuentra rodeado, en este caso es el parque completo. Adentro están las ruinas de lo que era el cuartel general, un gran santuario y mucho espacio verde.

De golpe empezamos a ver muchos niños con vestimenta tradicional japonesa. Uno más adorable que el otro. Aparentemente cuando llegan a las edades de 3, 5 y 7 años se visten con ropas tradicionales y visitan el templo.

Y nuestras favoritas…

Y seguimos paseando por más parques, Hiroshima es una ciudad repleta de parques amplios y espacios verdes. Paseamos un poco y nos fuimos a la parte céntrica comercial.

Y terminamos encontrando un lindo lugar para comer. Es un tenedor libre, que a diferencia de lo que se conoce como tenedor libre acá (lugar de comida de dudosa calidad y caducidad) este era un restorán que tenía una gran variedad de platos de entrada, plato fuerte, postres, gaseosas, bebidas varias, todo libre. La comida era deliciosa y de excelente calidad. Se llama Roan y es este.

Siguiendo nuestro camino llegamos al Domo. Icono indiscutible de la ciudad, dejado en su estado post-bomba y preservado para nunca olvidar lo sucedido. Es imponente, extrañamente bello y muy triste.

En la reconstrucción de la ciudad se decidió hacer un enorme parque en conmemoración llamado el Parque de la Paz. En el se encuentran varios monumentos, el Hall en Memoria de las Víctimas de la Bomba Atómica y el Museo de la paz de Hiroshima.

Hay muchos monumentos y esculturas en todo el parque. Obviamente todos hacen referencia a la bomba atómica o a la paz.

Uno de los más destacables es el Monumento a la Paz de los Niños. Fue construído en memoria de los niños fallecidos con las bomba y la construcción está coronada por una niña ofreciendo una grulla de origami dorada como símbolo de los sueños por la paz futura. El monumento es una campana que tradicionalmente todos los niños que pasan hacen sonar. Esta rodeado de una muestra de numerosos paneles con figuras realizadas con diminutas grullas de papel.

El Hall en Memoria de las Víctimas sin recurrir a ninguna imagen explícita ni descriptiva es devastador. Es difícil explicar cuántas sensaciones y sentimientos genera con tan poco. Hay que estar ahí. La tónica del hall está en torno a lo simbólico. En la parte exterior del mismo hay lo que representa un reloj con la hora del impacto de la bomba atómica (8:15) entre piedras de la destrucción.

El hall consiste en una rampa que baja de forma circular con diferentes escritos, desde la primer placa se puede sentir la diferencia entre la forma de ser japonesa y la occidental. Entre lo primero que dicen figura algo así como que la bomba fue una consecuencia de sus propios actos y las malas alianzas políticas… Al llegar a la parte baja se puede apreciar una visual en 360 grados de las ruinas de la bomba y los nombres de todas las víctimas y en el medio una fuente con el reloj en la hora del impacto.

También hay una sala de audiovisuales con testimonios y un corte transversal de una extracción de tierra donde queda manifiesto el daño que hizo la bomba. Al salir te regalan una mini cajita realizada en origami con dos mini mini grullas. Todo Hiroshima es representado por las grullas, símbolos de la paz.

El Museo de la Paz es lo opuesto al de las víctimas. Su intención es ser lo más explícito posible a fin de retratar el daño que la humanidad se hace a sí misma y por qué debe tratar de preservarse la paz. Es sumamente gráfico y explícito y resulta una experiencia muy dura, la cual es imposible de olvidar. La primer ala son maquetas en muy gran escala de la ciudad de Hiroshima antes y después del impacto y muestras de la destrucción que dejó en numerosos edificios icónicos de la época. La segunda ala, luego de un largo pasillo, muestra de manera sumamente explícita todos los horrores que dejó la bomba atómica. Se pueden sacar fotos adentro del museo pero francamente nadie quiere. Antes de ingresar hay algunas cosas en muestra como ser la campana dorada en forma en grulla original del monumento de los niños, varias campanas más y presentes de diferentes países y ciudades. También hay un conmemorativo entregado por Juan Pablo II con una inscripción que dice:

“La guerra es trabajo del hombre. La guerra es destrucción de la vida humana. La guerra es muerte. Recordar el pasado es comprometerse uno mismo con el futuro. Recordar Hiroshima es aborrecer la guerra nuclear. Recordar Hiroshima es comprometerse uno mismo con la paz.”

Y emprendimos el regreso a la estación y a Kioto. Pasando por Hondori, calle comercial, y topandonos con un Supermercado… Coto (?).

A pesar de que eran varias cuadras quisimos disfrutar de caminar todo el día por esta hermosa ciudad.