Kobe
Kobe es una de las 10 ciudades más grandes de Japón y considerada una de las más atractivas. Está localizada entre el mar y las montañas Rokko.
En 1995 fue golpeada por el terrible terremoto Hanshin-Awaji que mató más de 5000 personas y destruyó miles de edificios. Hoy en día la ciudad está completamente reconstruida y hay pocos signos del terrible evento. Tampoco hay demasiados signos del bombardeo del 16 y 17 de marzo de 1945, en la Segunda Guerra Mundial, que arrasó la ciudad completamente y fue inmensamente peor.
Si bien es una de las ciudades recomendadas en los viajes, no es una de las principales. Es una ciudad muy tranquila, bellísima y repleta de cosas para ver. Si nos preguntan a nosotros, no la dejaríamos fuera del itinerario. Es una de las ciudades que más nos gustó.
Para llegar desde Kioto, nos tomamos el Shinkansen Hikari hasta Shin-Kobe. Esto es porque nosotros armamos el día para empezar visitando el Nunobiki Herb Garden.
Desde la Estación Shin-Kobe se puede hacer una ruta de senderismo subiendo hasta llegar al jardín o tomar el ropeway directamente. Nuestra idea original era subir la mitad caminando y la mitad en ropeway pero llegamos tarde, así que hicimos todo el trayecto en teleférico directamente. Una subida que dura unos 15 minutos, con una estación en el medio y que permite muy lindas vistas de la ciudad y de otras atracciones naturales debajo como una cascada y un dique.
El Nunobiki Herb Garden es un gran complejo con unas 75.000 hierbas y flores de 200 especies distintas. A diferencia de un jardín común, esta clase de jardines se dedica a hacer algo parecido a una reserva de especies para flores y hierbas particulares.
Tiene un pequeño patio de comidas al aire libre, vivero, un shop, y muchos lugares interesantes para ir recorriendo y para descansar.
Más abajo hay invernaderos con diferentes climas en donde flores y frutas crecen durante todo el año.
Aquí se pueden encontrar extrañas especies como ser muchas plantas tropicales que no podrían crecer en otra parte de este país.
Arriba del invernadero hay un restorán y afuera una zona con una suerte de pileta para remojar los pies y varios lugares para sentarse a disfrutar de las hermosas vistas.
Siguiendo hay una campana llamada la campana de los enamorados. Se dice que para tener fortuna en el amor la pareja debe tocar la campana juntos y besarse y también hay un sector para dejar tus deseos. En esta parte había unas muy simpáticas esculturas hechas de troncos.
Más abajo estaba el jardín de rosas, que cuando llegamos nosotros estaba bastante pobretón a pesar de ser la época de las rosas el otoño… Hay más áreas de descanso y una fuente muy linda. El trayecto que caminás es largo por lo que siempre en el camino vas encontrando lugares para descansar.
Ya llegando a la estación media del ropeway hay amplias vistas y lo más importante de todo, un lugar que vende helado de lavanda hecho con lavandas del lugar. ¡¡¡Riquísimo!!!
En todas partes del jardín se puede ver a “Macetín”, la divertida mascota del lugar hecha con macetas.
De ahí nos fuimos a la zona de Kitano. Unas callecitas con locales muy de diseño-bohemio, muy palermitano, en donde buscábamos específicamente a un hombre que hace pinturas sobre piedras.
Tiene un pequeño café/atelier llamado Gigi, lo conocimos por Facebook de casualidad y decidimos ir a buscarlo. Pinta peces sobre piedras y eso queríamos, pero ahí descubrimos que pinta mucho más que eso. No encontramos al dueño, el chico que nos atendió no entendía una sola palabra de inglés y tras muchas vueltas queriendo comprar algunas de las piedras, terminó regalándonos 3… no era lo que queríamos pero no logramos que nos comprendiera.
Al menos en casa hay un pecesito en piedra que tiene nuevo hogar.
Caminando por ahí nos topamos con un show de un malabarista. Era genial. Hacía todo un show en una especie de mini plazoleta, sobre una cuerda y había gente reunida alrededor mirando. Casi casi como estar en un circo.
Seguimos paseando y fuimos a parar a uno de los mejores restoranes en los que comimos en Japón. Se llama Kujira no Andy y tiene su merecidísimo post especial.
Después de eso seguimos caminando bastante, pasamos por un restorán temático de carcel y entramos a un local de diseño con cosas de librería y para la casa muy bonitas donde pasamos nuestro buen rato y compramos un poco de todo. El local era divino y sus cosas también.
Desde Kitano hasta el centro de Kobe había bastante distancia, pero nos gustaba tanto que decidimos ir caminando todo el trayecto completo. Pasamos lugares muy bellos y plazas. Nos encontramos una manifestación de gente vestida de animales protestando por el uso de pieles. La manifestación más correcta y ordenada que hayan visto en su vida…
Una de las cosas hermosas de Kobe, además de su amplitud visual, es que por todos lados tiene mucho arte, muchas esculturas, conmemoraciones al terremoto y al bombardeo.
Siempre caminando hacia el puerto, que como en todo el país, no huele a puerto para nada. Llegando hay un par de cosas que dejaron en recuerdo del terremoto, las dejaron especialmente para nunca olvidar.
En el puerto también había una muestra de arte conceptual a lo largo de la escollera.
El puerto es realmente hermoso, tiene centro comercial, atracciones como la vuelta al mundo, paseos y se pone aun mejor cuando anochece.
En los paseos, hay una heladería llamada Kobe Desert Factory donde podés armarte tu propio helado. Comprás el vaso, elegís los sabores y después le sumás los toppings que querés. El helado es soft icecream, es el tipo de helado que se suele vender en Japón y es más del estilo del cono de Burger King que del de Volta. Había muchos sabores para elegir y varios extraños como calabaza, castañas, manzana verde, y el delicioso sésamo negro. Todo te lo servís vos mismo a gusto y ganas.
La Torre de Kobe es el ícono de la ciudad, está sobre el puerto y junto con la estructura blanca que tiene a su lado, destacan especialmente de noche cuando se encienden todas sus luces.
Una cosa que nos llamó la atención a lo largo de toda la caminata es que veíamos una enorme construcción que decía en español Estación de Kobe. Sin entender por qué razón estaba en español, asumimos que esa era la estación desde la que volvíamos (Maiko Marine Station) y encaramos para ella. Al llegar nos dimos cuenta que nada tenía de estación, sino que era un hotel de 127 mil estrellas.
Así es que dimos la vuelta y nos fuimos…