Kioto Noroeste-Arashiyama II
La caminata por Arashiyama es realmente fabulosa. Es preferible decidir que quiere uno hacer y dejarse tiempo para pasear que intentar abarcar demasiado en un día. El lugar vale la pena más allá de los puntos específicos. La realidad es que uno no puede ver todo y tampoco pagar todas las entradas (probablemente).
Nosotros decidimos hacer algunas cosas menos famosas y estándar y dejar de lado las que suele hacer todo el mundo (ej.: Daikakuji), nos parecían más atractivas otras cosas y nos derivamos un poco también en el camino… ya verán más adelante. Entre las cosas que se pueden apreciar con sólo caminar por la zona están las casas y la atmósfera de pueblo japonés. Japón es mucho más que un templo con techo dorado, es callecitas angostas, es espacio verde increíble, es paz en el aire constante… vivir ese Japón vale la pena. Específicamente en otoño se realizan variados festivales de linternas en todo el país. En Arashiyama se realiza en Diciembre el Hanatoro, linternas y flores en calles, templos y santuarios y ya podíamos empezar a ver algunos indicios de la preparación.
El Templo Adashino Nenbutsuji es conocido por su gran cementerio repleto de estatuas de piedra que el famoso monje Kobo Daishi ofrendaba a las almas del lugar. Esta recopilación de cientos de estatuas es impresionante.
De todos modos hay más cosas desparramadas por el lugar. Aparte del cementerio central con las estatuas, hay un cementerio detrás y hay un bosque de bamboo que te lleva a un cementerio, que parecía más nuevo, arriba.
También hay un par de santuarios. Uno de ellos dedicado exclusivamente a las almas de los niños, no se pueden sacar fotos allí. Resulta en una mezcla entre triste y escalofriante, ya que las ofrendas comúnmente eran los juguetes de los mismos niños.
El principal santuario está dedicado a Kobo Daishi y se realizan ofrendas a la naturaleza según la temporada. En la época del año que fuimos eran membrillos.
Una particularidad común en el templo es que se suelen ofrendar a las almas de los muertos estatuas sin cabeza y se le coloca una piedra en su lugar. También hay varias áreas repletas de musgo y estatuas con musgo.
Además de los muchos detalles y vistas que posee toda la zona y que son sumamente fotografiables.
El templo está localizado al final del Saga-Toriimoto, un camino preservado en el estilo del período Meiji. Para nosotros, este era el comienzo del camino, ya que veníamos del lado opuesto. El camino está repleto de casitas transformadas ahora en locales de artesanías, recuerdos y dulces regionales.
Y aquí es donde nos “retrasamos”. Recorriendo este camino tan bello, nos cruzamos con una vitrina donde dentro se veía una hermosa escena completamente armada de muñequitos hechos con capullos de gusanos de seda. Al lado de ella una sugerente escalera que subía a un lugar que, aun sin saber si era permitido, sentimos la urgencia de investigar.
Al subir las escaleras misteriosas nos encontramos con un local repleto de estas artesanías de capullos. Impresionantes, cada una de ellas. Desde gatos, conejos y ardillas hasta pájaros, monos, caballos y familias. Todo tan bello que te daban ganas de llevarte el local entero.
Así y todo lo mejor del local no eran los muñecos sino los dueños. Sin hablar japonés y sin ellos hablar inglés o español, nos quedamos más de una hora hablando con ellos. Nos dieron té verde con dulces, el dueño nos habló de su amor por Argentina y la Patagonia, nos cantó un tango, y hasta nos hicimos chistes mutuamente. Todo esto sin hablar el mismo idioma. Quedarán por siempre grabados en nuestros corazones.
Si bien mucha gente va a Arashiyama a ver el puente y el Templo Tenruiji, para nosotros por lejos lo mejor de Arashiyama fue ese matrimonio. El local se llama Mayumura y sus dueños, Tetsuo y Sachiko. Pueden encontrarlo acá: http://www.mayumura.com
Y así seguimos camino, dejamos sin recorrer cosas a las que ya no llegábamos y nos fuimos a los bosques de bamboo y un santuario dentro que nos interesaba.
Como ya era casi de noche, las fotos que pudimos sacar fueron muy pocas. Igual caminar con poca luz por los bosques de bamboo estuvo muy bueno.
Ya que tratamos de cenar en algún lugar allí pero no aceptaban tarjeta en ningún lado y nos habíamos quedado sin efectivo, emprendimos la vuelta.